ÉXODO
EN TODOS HABITAN LA LUZ Y LA SOMBRA;
SOMOS RAÍZ, ACERO, PASADO Y FUTURO,
Y ENTRAMOS, CAUTOS, AL INTERIOR DE NUESTRA PROPIA NATURALEZA,
ELLOS NOS LLAMAN A LA DIÁSTOLE,
A REVERTIR LA SÍSTOLE PERPETUA DE NUESTRO TIEMPO.
La vista los nombra pero las manos los conocen, cinco corazones de humanos aires. Es una incisión para impedir cerrar los ojos ante el derribo de las virtudes. Sístole perpetua tiene como detonante sustancial el corazón, símbolo recurrente dentro de la obra escultórica de Rafael Miranda San Juan, convirtiéndose así en icono constante y eficaz dentro de sus presupuestos artísticos, donde el diálogo entre espacio y estructura, escala y material, hombre y perpetuidad, va cambiando el pulso de la vida, detenido para que el espectador lo eche a andar. El espacio es invadido por estas estructuras perturbadoras y enigmáticas que lo transforman. Simulan semillas esparcidas al viento, que por su naturaleza crean un movimiento cíclico, lógico, pero que al revertir la idea quedan en una sístole perpetua. Cosecha de corazones que, por su diversidad material, paralelamente son asociados con cada uno de nosotros. En todos habitan la luz y la sombra; somos raíz, acero, pasado y futuro, y entramos, cautos, al interior de nuestra propia naturaleza, ellos nos llaman a la diástole, a revertir la sístole perpetua de nuestro tiempo. La obra de San Juan es deudora de las nuevas tendencias del arte contemporáneo, donde se mezclan la exquisita factura y la naturaleza misma del material puestas en función de una forma única, simple pero contenidista. El altruismo se hace testigo, pues, como un hacedor utópico busca respuestas, no solo en la organicidad y el diseño, sino también en la tradición del oficio, del buen hacer, poniendo la identidad como tabla salvadora de la especie. Estandartes de esperanzas, obra no solo como lectura sino como actor. Cada corazón es un pretexto de reflexión, y a su vez es una instalación en su conjunto que aprovecha el carácter polisémico del arte. El artista atento a una realidad mundial pone en palabras la filosofía de cada gesto, desmantela la retórica tradicional para levantar un dato sociocultural e introducirlo en la Institución Arte. El impacto visual de las esculturas obedece a la liberación del medio artístico, que otorga licencia y validez para el experimento de nuevos recursos expresivos. La escala es uno de ellos, la cual no es utilizada por pura necesidad estética, sino como contenido sustancial de la pieza en sí. El sonido constante, tradicional signo de vida, y las sensaciones vinculadas a nuestras emociones, proyectan la capacidad simbólica del corazón en la iconografía de múltiples culturas por su cualidad de encarnar el alma, la vida y la ofrenda. Sueños… de acero, hiriente, frío, torturado; de madera a la deriva, orgánico, fragmentado y cálido; de piedra, sólido, impenetrable, invulnerable; de fibra, ligero, frágil, liviano, o de raíz, profundo, desgarrado, virgen; todos podemos escoger a cuál pertenecer.
* YAMILÉ PARDO MENÉNDEZ
Artista de la plástica. Profesora de la Academia de Arte San Alejandro.
* EDEL BORDÓN MIRABAL
Artista de la plástica. Profesor de la Academia de Arte San Alejandro.