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ANHELOS

“EN FIN, EN ESO QUE ENGLOBA LA PROPIA PERSPECTIVA DE TU OBRA DE TODOS ESTOS AÑOS NO ME COMPETE A MÍ, NI A NADIE, DAR OPINIÓN. ES ALGO QUE ESTÁ PROFUNDAMENTE ARRAIGADO EN TU VISIÓN DE TI MISMO Y DE TUS LOGROS ( REALIZADOS O POR REALIZAR) A TRAVÉS DE TODAS Y CADA UNA DE TUS PIEZAS.”

HÉCTOR OLEA

Libertad, velocidad, movilidad, ascensión, sublimación, aspiración, supremacía, inteligencia, inspiración… Las alas en su simbolismo filosófico y estético han estado presentes en la iconografía del arte desde tiempos memoriales. En el antiguo Egipto, la entrada de recintos y templos estaba presidida por representaciones aladas del dios Amon Ra como figura tutelar protectora. De la Grecia helenística conservamos una de las representaciones más excelsas de la estatuaria de todos los tiempos: la Diosa Niké, mejor conocida como la Victoria de Samotracia, cuyas alas extendidas, de una factura suntuosa y exquisita, han sido motivo de inspiración a lo largo de los siglos. Las alas, en su concepto más profundo, remiten a lo divino, lo sensible y lo inteligible: son la aspiración más elevada de todos los seres terrenales. La acción de alzar el vuelo se vincula universalmente al alma en su afán de alcanzar un estado espiritual supremo. Las alas evocan también la facultad cognoscitiva: “El que comprende tiene alas”. Las alas son deseos, son anhelos…
Rafael San Juan construye un conjunto de alas de acero que simbolizan la vida misma, los sueños, la esperanza. El vuelo de la imaginación que atraviesa fronteras y nos transporta hasta los más remotos parajes de la psique. San Juan destaca como escultor de formato monumental cuyas obras urbanas embellecen espacios públicos en varias ciudades del mundo. El conjunto escultórico Anhelos conformado por siete alas que se erigen, soberbias y una más que flota sobre una de las aristas del edificio a más de veinte metros de altura en la plaza “Andares” de la ciudad de Guadalajara, es una metáfora poética que da lugar a infinidad de lecturas posibles. La técnica de acero forjado, conformado y soldado que el artista viene experimentando desde hace ya varios años da como resultado unas piezas de una poderosa ambigüedad. El proceso técnico es tan complejo como atractivo. Rafael San Juan posee un lenguaje propio y original que entrevera sus preocupaciones humanísticas con la búsqueda estética de un arte genuino. Sus alas son un remanso de paz en medio de la jungla urbana. Son cobijo y protección: los anhelos como posibilidad de redención, de esperanza. Anhelos que nos abrazan y despliegan serenidad. ¿Qué es la vida, si no anhelos? Las alas del anhelo son el refugio del alma sublimada.