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FRAGMENTOS
INCONCLUSOS

BUSCANDO LA FIEL REPRESENTACIÓN HUMANA, TODO DEBE EJECUTARSE Y CREARSE CON EXACTITUD PARA VIVIR PERMANENTEMENTE EN CONCRETO, ACERO, CERÁMICA, VIDRIO, MADERA, BRONCE O INCLUSO, EN CRISTAL

7,125 miles de millones de personas en el mundo según Wikipedia. 7,125 miles de millones de cuerpos y rostros diferentes, más el número infinito de sus facciones, gestos y emociones. Capturar «eso» que nos hace pertenecer a la cifra de población mundial parece imposible, pero no lo es para un artista, y eso lo sabe bien Rafael Miranda San Juan.
Dolor, alegría, agonía, regocijo o calma. Para un creador visual experto en la naturaleza y la anatomía humana, como Miranda San Juan, los ojos no sólo son el rostro del alma, también es la posición de los labios, las arrugas en la frente, la apertura de las fosas nasales o, incluso, el viento en el cabello, la tersura de las mejillas o la posición de las orejas: buscando la fiel representación humana, todo debe ejecutarse y crearse con exactitud para vivir permanentemente en concreto, acero, cerámica, vidrio, madera, bronce o incluso, en cristal, los materiales que utiliza el artista cubano para dejar constancia visual no sólo de lo humano en general, sino también de sus infinitos cambios.
Otoño, Primavera, Viento del Norte, Fragmentos inconclusos, Caminantes, Éxodos, Orígenes o Retablos, las series que Miranda San Juan ha expuesto en México, Cuba, Estados Unidos, España, Venezuela, Brasil o Alemania, más los lugares a donde viajan las colecciones de arte a las que pertenece obra suya, resultan una cosmovisión de lo que podría significar lo «humano» en una cifra mundial, pero también en cada uno de sus integrantes, a veces desde el rostro humano transformado la monumentalidad de una estructura de acero que parece frágil ante el viento; en un rostro femenino que parece surgir del arte clásico griego y del arte contemporáneo al mismo tiempo, de un torso universal en formado de pequeñas piezas de acero, un pie torturado por agujas, un par de manos gigantes, 99 osamentas humanas, corazones en formol, alas bordadas, corazones tejidos o jaulas de cristal, todas, metáforas de nosotros mismos: 7,125 miles de millones de metáforas multiplicadas por cada gesto, facción, guiño o emoción.